Hace casi un año exacto, inicié 2015 compilando varios de los temas sobre los cuales encontré necesario aprender, e identificando varios libros y otros recursos de consulta. Es algo que no había hecho antes, pues si bien he intentado reflexionar sobre lo aprendido, dejar un registro de un plan para mi aprendizaje es algo que no se me había ocurrido.
En las semanas siguientes traté de registrar cómo avanzaba ese plan (aquí, aquí, aquí), pero la frecuencia del registro fue reduciéndose poco a poco. También tuve momentos en los que intenté dedicar media hora al día a registrar los aprendizajes del día. De allí quedaron varias entradas interesantes, pero de nuevo, fueron esfuerzos fugaces (sigh)… Aunque el problema del silencio sigue estando presente (hay un post en camino sobre eso), decidí aprovechar aquello de “año nuevo, vida nueva” y un inspirador post de Gardner para intentar (una vez más) retomar buenas costumbres.
Sin más preámbulos, el balance del año en cuanto a temas:
- Estrategias/planes de contenidos: Logrado. El libro de Halvorson se convirtió en un mapa mental (disponible aquí) y en excusa para el primero de varios ‘almuerzos temáticos’ que hicimos en el año. Con la llegada de Ana, intenté que fuese un mapa de ruta para fortalecer el área de contenido de RLE y, diría yo, nos ayudó a desarrollar unos nuevos ojos para observar nuestro propio contenido, de manera que algunas de las cosas que aprendimos aquí se transfirieron tanto a Proyecto50 como a la Red Educativa del Plan TESO. Ahora, este sigue siendo uno de los temas más difíciles a la hora de consolidar capacidad. Es muy fácil volver a las costumbres previas de producir y sólo publicar, de modo que sigue siendo un reto recurrente.
- Metodologías ágiles: Logrado (agridulce). La parte dulce es que la lista de lectura se amplió y nos permitió poner en marcha muchas cosas al interior del equipo. Para mi, nuestro equipo es otro después de los tímidos pasos que dimos con Scrum. La parte agria es lo difícil que resulta instalar este tipo de prácticas cuando no se cuenta con un scrum master dedicado, y lo fácil que resulta volver a viejas prácticas. Durante el año más de una persona de otros equipos fue seducida por los artefactos tangibles de Scrum, pero no hubo éxito en la puesta en marcha del proceso. Por muy diversas razones, que no tienen que ver con la metodología. A fin de cuentas, Scrum se refiere a algo que se nos olvida todo el tiempo: estamos hablando de cambios culturales, de modificar nuestras costumbres, rituales, hábitos. No se trata de artefactos (físicos o digitales). Y mientras eso siga estando olvidado, el cambio no será sostenible. Definitivamente, queda todo por hacer con respecto a la ‘evangelización’ sobre el tema (no me gusta esa palabra) al interior del equipo de trabajo (sólo una persona de un equipo de seis mostró curiosidad por aprender sobre la metodología por su cuenta!) y sigue siendo un reto sostener el proceso en el tiempo y entender cómo hacer adaptaciones cuando se trata de productos donde el trabajo colectivo no es (en ocasiones) indispensable y donde los productos tienden a estabilizarse Aún así, mi experiencia es profundamente positiva. Lo ágil es algo sobre lo que sin duda hay que seguir aprendiendo. El siguiente paso (para mi) es avanzar en el diseño de experiencias de aprendizaje que aprovechen algunos aspectos de estas metodologías.
- WordPress: Logrado. Durante el año logramos un gran control sobre la plataforma WordPress/Buddypress/bbPress que usamos en la Red de Liderazgo Escolar. Tanto que logramos poner en marcha muy rápidamente tres instalaciones completamente nuevas para otros proyectos, pusimos en servicio una aplicación móvil y transferimos conocimiento a la instalación del Plan TESO (y, si a eso vamos, a mi propio blog!). Aunque dimos saltos enormes durante el año, todavía hay que mejorar muchos aspectos del proceso mismo de desarrollo, y empezar a construir una mirada más estratégica de esta plataforma. Ese es uno de los aspectos clave del año que empieza.
- Comunicación (Registro / facilitación visual): Este tema empezó más enfocado en mejorar mis habilidades personales para registrar (y comunicar) mejor mis ideas. Pero terminó siendo el punto de entrada a un área que no había abordado: la facilitación visual. La lectura de un par de libros y la compra de un organizador visual detonó ejercicios de facilitación con al interior de la Universidad EAFIT y con clientes externos, así como pruebas de concepto en un taller EduCamp. ¿Lo más inesperado? Un organizador que usamos como parte de una retrospectiva, y que terminó siendo puesto en juego con estudiantes universitarios de Colombia, profesores de formación docentee de Uruguay y, finalmente, llegó a 100 instituciones educativas de todo el país, como parte de un ejercicio de planeación estratégica institucional. Si el anterior fue el año de los post-it, este fue el año de los organizadores visuales. Aquí sigue pendiente ampliar mi vocabulario visual y lanzarme, finalmente, a realizar estos ejercicios en formato digital. Sin embargo, es evidente que lo digital no puede sustituir la experiencia de participación colectiva que ofrece el medio análogo. Esta fue una importante área que se abrió en 2015.
- Analíticas / ROI: Parcial. Aunque avanzamos en los temas de compilación y reporte (en el contexto de la Red de Ldierazgo Escolar), todavía estamos crudos en lo referente al retorno a la inversión. Parte del problema es que se espera que este sea un tema central pero, a la hora de la verdad, los recursos (económicos y con frecuencia humanos) disponibles para respaldarlo se quedan cortos. Es una área enorme, sobre la que hay mucho para aprender. Mientras tanto, se siguen (seguimos?) poniendo en servicio montones de plataformas, sin claridad sobre cuál es su sentido estratégico y cómo verificar que la inversión vale la pena. Y esto sigue pasando, me temo, en la mayoría de lugares.
- Experiencia de usuario: Abandonado. Primero con una insistencia recurrente de mi parte frente a mi equipo y luego con la llegada de Juan Esteban, este fue uno de los temas que se quedaron sepultados en la avalancha de cosas. Sí, es fundamental la experiencia de usuario, pero al igual que con el tema de lo ágil, los beneficios no parecen tangibles para los equipos de trabajo. Peor aún, a veces parece que difícil superar el estereotipo del profesional que hace lo que le toca, pero sin pensar (a fondo) en aquellos que deben usar lo que produce/crea. Me temo que este es uno de los aspectos en los cuales no logré aquello de “walk the talk”. Algo para mejorar.
- Psicología positiva: Otro abandonado en el año. Después de la fuerte impresión que me dejó este tema en Diciembre de 2014, inicié un libro que quedó por el camino. Ahora, los momentos disponibles para poner en juego estas ideas fueron escasos, así que esa es una razón del abandono. 2015 fue un año muy enfocado al hacer, con lo cual tuvieron prioridad aquellas cosas que se relacionaban de manera directa con él. Sigue siendo un tema importante, en todo caso.
- Estrategias/planes de dinamización: Resulta inquietante, pero este es uno de esos temas en los que me quedé completamente corto en este año. Se quedó por el camino la experimentación juiciosa con las ideas de Switch, y tampoco leí nada nuevo. En todo caso, la lista que aparecía al inicio de año sugiere la poca profundidad con la que estaba abordando el asunto. Ahora, sí pusimos a prueba estrategias, tal vez más relacionadas con el tema de contenidos, que funcionaron bien. Como decía el año pasado, este tema y el de contenidos van de la mano. Pero hay que aprender mucho más sobre esto y, ante todo, tenemos que lanzarnos a la acción. Este es uno de los temas en donde el conocimiento enciclopédico de poco sirve…
- Liderazgo: No leí tanto sobre esto, y lo poco que leí estuvo más orientado al tema del coaching en equipos ágiles. Lo cierto es que a lo largo del año la reflexión -sobre las formas de liderar y el ejemplo que era conveniente dar- estuvo presente, y quedó en numerosas conversaciones con algunos miembros de mi equipo, a veces compartiendo frustraciones, a veces compartiendo pequeños éxitos. El liderazgo es situacional, en cualquier caso, con lo cual sigue siendo un reto seguri desarrollando mis habilidades personales y ayudar a otros a desarrollar las propias, en la medida de mis posibilidades. El desarrollo de capacidad vuelve a asomar la cabeza, con todas las dificultades que conlleva…
- Fotografía: Otro tema algo olvidado, a pesar de las intenciones de Laura y Ana. Con el agravante de que desapareció por momentos mi gusto por andar con una cámara para tomar fotos, y mi disciplina para recopilar y organizar las imágenes registradas se agotó durante el año… Pero hay un cambio importante en el panorama. El nuevo teléfono -que en parte fue comprado justamente para tener una cámara razonable en mi bolsillo- y el Flickr Uploadr pueden ayudarme a retomar estos hábitos. Al menos, en estos primeros días ya estoy tratando de tomar y publicar una foto al día. Eso es un inicio. Sigue en el tintero hacer alguna vez un curso de fotografía…
- Raspberry: Algo cacharreé en los primeros meses, pero este tema también quedó sepultado en la avalancha de cosas. Después de todo, resulta que para estas cosas también se requiere tiempo. Sigo pensando que, en parte, aquí está de fondo la ausencia de un espacio en el cual pueda cacharrear de manera ‘impune’… 🙂
- Escenarios de acción: Este no fue un tema olvidado, sino muy presente a lo largo del año. El problema es que todavía no llego a una conclusión en este sentido. Lo que sí ha ido apareciendo es un convencimiento creciente de que pequeños experimentos demostrativos pueden ser mucho tan generadores como grandes macroproyectos, con la ventaja de que el desgaste que generan es mucho, mucho menor. Por otro lado, mi conflicto de identidad sigue completamente vigente. ¿Cómo mantener una práctica personal en un entorno institucionalizado? ¿Cómo armonizar -si es posible hacerlo- mis ritmos personales con los afanes de los proyectos institucionales? ¿Qué cosas pueden producir el mayor impacto -y satisfacción-, pero con un desgaste razonable y que permita disfrutarlas y aprender de ellas? Lo cierto es que el momento de la vida de cada cual es definitivo en cómo se aborda el mundo. Esto es algo que no debo perder de vista en el nuevo año (otro post en camino?)
Temas emergentes
Dos asuntos globales aparecieron en el panorama y consumieron parte de mi esfuerzo: por un lado, la teoría de la auto-determinación, de la cual ya sabía algo por causa de Drive, y que cobró un interés renovado con la visita de la directora de Centro de Excelencia Instruccional de Purdue a EAFIT durante el año. Este es un tema bien interesante -e importante- en lo que se refiere a motivación. Hay que seguir explorándolo.
El otro asunto fue una exploración que realicé para una presentación ante el rector de la Universidad, en relación con las tendencias y futuros tentativos para la educación superior. La revisión que realicé me ayudó a ponerme al día en un montón de temas y me generó nuevas preguntas que siguen abiertas.
Libros leídos
Hacia fin de año finalmente instalé Goodreads, con la intención de tener algún registro de los libros que voy leyendo. Aunque 2015 fue un año variado, me temo que la televisión (como mecanismo de desconexión) le quitó una tajada importante de tiempo a la lectura de libros completos. Tengo que mejorar eso en el nuevo año, definitivamente. Aquí no queda, por supuesto, el registro de papers y otros materiales, que tienen una rotación mucho más alta.
Entre los libros técnicos completamente terminados están Content strategy for the web (Kristina Halvorson), The sketchnote handbook (Mike Rohde), Essential Scrum (Kenneth Rubin), A coach’s guide to release planning (Karen Greaves) y Getting value out of Agile retrospectives (Luis Gonçalves). Quedaron empezados Personal Kanban (Jim Benson), Coaching Agile Teams (Lyssa Adkins) y Designing social interfaces (Christian Crumlish).
En el área de misceláneos (tecnología y sociedad, economía, divulgación científica, opinión, etc.), en esta ocasión la lista fue más corta: The Internet is not the answer (Andrew Keen), How music got free (Stephen Witt) y The crash of 2016 (Thom Hartmann). Quedaron empezados: Organize your mind, organize your life (Paul Hammerness), Time warped (Claudia Hammond), Leaders eat last (Simon Sinek), Networking for people who hate networking (Devora Zack) y No more Mr. Nice guy (Robert Glover).
En ficción la lista es un poco más nutrida (y variada). Este año leí libros de fantasía, algunos de ciencia ficción, novela histórica y una historia de espías: 1Q84 (libros 1 a 3, del nobel Haruki Murakami), Steelheart y luego Firefight (Brandon Sanderson), I am Pilgrim (Terry Hayes), El ladrón de tiempo (John Boyne), Wyrd sisters (Terry Pratchett) y Amazing Maurice and his educated rodents (Terry Pratchett). Pendientes de hace años: Los pilares de la tierra (Ken Follett) y Hithchiker’s guide to the Galaxy (Douglas Adams). También releí algunos favoritos de otras épocas: Dioses menores (Terry Pratchett), Ishmael (Daniel Quinn) y Diggers (Terry Pratchett).
El balance no me deja tranquilo. Si bien cumplí la meta que me había propuesto (llegar al menos a 15 libros), es notoria la gran dispersión y el montón de libros que no han sido terminados. Igualmente, tengo la sensación de que mucho de lo leído no queda realmente afianzado. Me sigo resistiendo (no entiendo bien por qué) a elaborar resúmenes de los libros a mano… Tal vez porque no he creado el espacio en el cual me siento a leer y tomar notas, sino que mis hábitos de lectura se parecen más a “cada vez que se pueda”. Esto es algo para mejorar.
En balance…
Sin duda, 2015 fue un año de mucho y muy variado aprendizaje. Pero la inquietud que sigue presente es que el grueso del trabajo realizado y de las cosas aprendidas me alejaron -un poco más- de las cosas que venía haciendo en 2012 con ArTIC y en 2013 con TRAL. Es cierto que en este año llegué a realizar varios EduCamp (después de un par de años de pausa), y que también puse en marcha algunas pruebas de concepto (exitosas) de productos de información que luego quedaron en pausa debido al tema de la identidad. Pero en general, estuve alejado de la experimentación debido a la necesidad de desarrollar capacidad. La gran pregunta es hasta qué punto se ha generado esa capacidad…
Viene a mi mente aquel refrán “el que mucho abarca poco aprieta”, pues siento que describe en parte mi sensación. Hace años aprendí el valor demostrativo de los experimentos bien realizados, que fueran consecuentes con unos principios personales. Y entendí también que la escala no tenía que ser macro para lograr cambios. De hecho, bien puede ser que la escala macro sea la mejor manera de diluir los cambios que en realidad valen la pena. Este es un asunto que sigue abierto: qué es lo que mas me nutre como individuo, me hace vibrar y ayuda a producir cambios en el entorno. Lo bueno es que el año que inicia está lleno de buenas excusas en este sentido. Habrá que mantener los ojos abiertos. 🙂