Administrando la educación…

En los últimos días, he estado pensando acerca de cómo la disciplina profesional en la cual nos formamos afecta nuestra forma de ver el mundo, así como nuestras percepciones respecto al aprendizaje y al sistema educativo. Es bueno aclarar que puedo estar equivocado en la forma como percibo a otras disciplinas, pero eso hace parte del proceso de aprendizaje.

Para empezar, se supone que un ingeniero (se supone que yo soy uno) está entrenado para resolver problemas, y buscar maneras más eficientes de hacer las cosas (sean estas obras de construcción, procesos industriales, desarrollo de software, etc.). Por supuesto, la posibilidad de resolver problemas depende de poder identificarlos de manera precisa.

Un ingeniero se sistemas (se supone que yo soy uno) además debería tener una visión "sistémica" de los problemas. Es decir, debería tener la capacidad de identificar y comprender las múltiples relaciones involucradas en una situación, problema o entorno dados.

Por naturaleza, los ingenieros no son simplemente observadores del entorno. Por el contrario, en la medida en que están entrenados para resolver problemas, siempre intentan alterar/intervenir en su entorno, con la intención de "mejorarlo". Por otro lado, los ingenieros cargan con el estigma de ser muy "cuadriculados", la cual es una manera de referirse a un nivel de estructuración de pensamiento y de los modelos mentales que puede resultar nociva si se lleva a su extremo.

Un investigador (que no es una profesión definida, si bien muchos se presentan como tal) tiene el imperativo de comprender el mundo. La investigación, como la conocemos, tiene en sus bases más antiguas el método científico cartesiano. Ahora, el método científico, a mi juicio, no es sólo una forma de hacer las cosas, sino una actitud frente al mundo. Un investigador realiza preguntas fundamentales frente a fenómenos de su entorno, verifica si tales preguntas han sido o no contestadas por otros, y luego procede a verificar, mediante condiciones replicables, sus hipótesis. Por último, un investigador debe dudar de manera metódica. Para un verdadero investigador, la comprensión del mundo siempre estará en riesgo de cambiar a la luz de nueva evidencia. Esto hace que un investigador tenga una actitud más cauta frente a la comprensión de un problema, en cuanto reconoce que su comprensión puede no ser completa.

Ahora, para el caso de un administrador, el mundo (en general) está relacionado de manera directa con el dinero. La misión de un administrador es buscar formas más eficientes y efectivas de invertir recursos y obtener los resultados esperados (lo cual no necesariamente está asociado a obtener lucro).

Un abogado, por otro lado, conoce las leyes que rigen nuestra sociedad, y "aboga" (de ahí el título) por una interpretación adecuada de la ley. Eso en teoría, pues muchos abogados (no todos) cargan con el estigma de interpretar la ley según su conveniencia, o según la conveniencia de sus clientes.

Un pedagogo, por su parte, se ocupa del problema de cómo enseñar. Ahora, no digo que esto sea así en todos los casos, pero tradicionalmente la pedagogía (y su hermana cercana, la didáctica) se ocupan de cómo enseñar a otros. Se refiere al arte o ciencia de ser profesor. Y un profesor, como sabemos, enseña (cuando no "profesa"... pero esa es otra discusión).

Y así podría seguir con otras disciplinas, Pero me voy a quedar con estas de momento. Ahora, cuál de todas estas disciplinas se preocupa por los fines del sistema educativo, y por su misión en nuestra sociedad?

Lamentablemente, mi respuesta rápida sería: ninguna. Veamos en detalle:

  • Ingeniero: Se pregunta cómo mejorar el sistema. Cómo hacer más eficiente su operación desde un punto de vista funcional.
  • Administrador: Se pregunta cómo usar de manera más efectiva los recursos disponibles para el sistema.
  • Abogado: En este caso, francamente no lo veo...
  • Pedagogo: Se pregunta cómo enseñar de manera más efectiva, sin cuestionar necesariamente al sistema.

Por supuesto, cualquier profesional de estas disciplinas, mediante maestrías o doctorados, puede desarrollar sus habilidades de comprensión de la educación, y poner su disciplina inicial al servicio de los fines del sistema educativo. Pero quién lo cuestiona? Si la base de nuestro desarrollo científico y tecnológico es el método científico, y este nos sugiere que debemos dudar de nuestra comprensión (leáse mantener la mente abierta), por qué hemos llegado a "creer" (como si fuera un dogma de fe) que nuestro sistema educativo debe funcionar de la manera que lo hace actualmente? Acaso alguien se pregunta por qué la educación básica debe durar de 11 a 12 años (esto es, además de los estudiantes que son quienes la deben soportar)?

A primera vista, se me ocurre que disciplinas como la filosofía y la sociología se encuentran más cercanas a analizar y comprender el problema de los fines de la educación. Lo cual no descarta que algunos individuos específicos de cualquier disciplina no estén en capacidad de hacerlo.

Pero, ¿A dónde va todo esto?

Me pregunto ahora hasta qué punto NO somos conscientes de las consecuencias de que miembros de una u otra disciplina se encuentren liderando temas de corte educativo.

Para la muestra, un botón: The New York Times publicó ayer una nota acerca de la ira de los directivos docentes de Nueva York frente a los recortes de presupuesto anunciados por el alcalde actual, Michael Bloomberg (si usted no lo tiene claro, es el mismo Bloomberg del canal de televisión de noticias financieras. Es decir, un empresario MUY exitoso). Indica la nota que el alcalde Bloomberg (un excelente administrador) dice, refieriéndose a su dcisión de recortar 1.7% al presupuesto de las escuelas públicas de Nueva York:

“One of the great disciplines of managing anything is to walk in and question everything you’re doing and say, ‘Let’s see if you can do it with a smaller budget’. That focuses your attention on which things work and which things don’t.”

"Una de las grandes disciplinas de administrar cualquier cosa es llegar y cuestionar todo lo que se está haciendo, y decir 'Veamos si puedes hacerlo con un presupuesto menor'. Eso enfoca la atención en cuáles son las cosas que funcionan y cuáles las que no."

Desde el punto de vista administrativo, este puede ser un argumento válido. Sin embargo, para el caso de la educación, nos lleva a un problema crítico: quién decide qué es lo que funciona y qué es lo que no funciona, considerando que la educación es un proceso de largo plazo?

El asunto de fondo, es que los administradores están acostumbrados a mostrar resultados de corto plazo (y ni se diga de los políticos), pues es lo que se exige de ellos. Y están acostumbrados a pensar en eficiencia: cómo lograr más con los mismos recursos.

Pero este tipo de enfoque no tiene que ver necesariamente con un análisis de qué es lo que tiene más sentido hacer...

Cómo llegar a tal análisis? Si pudiéramos ponernos de acuerdo en lo fundamental, tendríamos un buen inicio. Si me preguntan, para mí lo fundamental NO es capacitar mano de obra, ni articularse con el sector productivo (un eufemismo para decir "capacitar mano de obra"), ni atender las necesidades/requerimientos de la sociedad de la información y el conocimiento (otro eufemismo de "capacitar mano de obra"?) .

Lo fundamental para mi es transformar los paradigmas de cada uno respecto a cómo y en dónde aprendemos. Lo fundamental es desarrollar nuestra autonomía, nuestra autodeterminación, nuestra independencia, nuestro sentido crítico. Lo fundamental es perseguir nuestra felicidad (sin entenderla como la satisfacción de deseos consumistas o hedonistas) y convertirnos en mejores seres humanos (en seres humanos íntegros y coherentes), desde un punto de vista espiritual (sin confundir lo espiritual con lo religioso).

Eso es lo fundamental para mi y, lamentablemente, no necesariamente todo lo que he podido hacer en el MEN le apunta a esos aspectos fundamentales, pues hay muchas otras cosas en juego. Sin embargo, aquellas cosas que pude hacer en este sentido (los seminarios, lo referente a Objetos de Aprendizaje, los dos talleres de EduCamp) fueron un intento de explorar cómo las TIC podían aportar a este desarrollo humano.

Debo confesar que me inquieta que, en el mediano plazo, cada vez menos personas puedan estarse preguntando estas cosas. Los cambios de orientación y de perspectiva ante los que en ocasiones no se puede hacer nada, podrían ponernos en un escenario en el cual lo más relevante es la formación de "mano de obra".

Lo cual no quiere decir que desde otros lugares no podamos seguir promoviendo aquello que en realidad tiene sentido. Para mi, todo este tiempo ha sido un periodo de crecimiento y de entender la responsabilidad que nos atañe a cada uno de nosotros, en cuanto a comprender y tomar acciones frente a los problemas de nuestra sociedad.

Al iniciar el proceso de dejar el Ministerio, veo con claridad que no es responsabilidad exclusiva del gobierno hacer las cosas, sino que todos la compartimos. Así como he aprendido de qué manera el poder y los juegos políticos pueden imponer de facto, visiones del mundo que no necesariamente toman en cuenta los problemas de fondo.

Pero no es un problema de mala intención. Simplemente, no todos comprendemos el mundo de una misma manera.

Y hay que aprender a vivir con eso.



Sobre el autor

Soy Diego Leal . Mi propósito es ayudar a individuos y organizaciones educativas a descubrir un sentido de posibilidad frente al futuro, por medio de experiencias de aprendizaje innovadoras y memorables. Me sorprende lo poco que sabemos y lo mucho que creemos saber.




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