http://ciberalia.blogspot.com/2006/12/por-qu-puede-fracasar-lo-20-en-la.html
Daniel Domínguez menciona en su blog un aspecto que ha rondado mi cabeza en las últimas semanas, frente a todo el asunto de la Web2.0.
Dice Daniel:
Si por social se entiende sociedad, se tiene que el conjunto de la sociedad da la espalda a la Web 2.0. No es ya que la gente no utilice masivamente YouTube, es que ni siquiera lo conocen. Esto se da en perfiles de usuarios habituales de Internet, con lo que extrapolando los resultados al conjunto de la población, donde la inmensa mayoría sencillamente no entra a la Red, la conclusión es clara: la Web 2.0 es un efecto de mercadotecnia como lo fueron los macro-portales de Internet hace unos años.
Completamente de acuerdo. El año pasado, durante un evento, trataba de hacer un ejercicio de números:
- Población mundial (estimada para 2006): 6.499.697.060
- Usuarios de Internet (para 2006): 1.076.203.987 (16.6%)
- Usuarios de Wikipedia (Wikipedians, según los cálculos de Wikipedia): 3.004.792 (equivalente a 0.046% de la población global, o 0.28% de los usuarios de Internet).
Ahora, es obvio que no sólo Wikipedia funciona como Wiki. No sé si existe ese dato consolidado en algún lugar, pero supongamos que sumando todas las herramientas wiki que hay por allí, pudiéramos hablar de 40.000.000 de usuarios alrededor del mundo. Con eso estaríamos en 0.6% de la población global, o 3.7% de los usuarios de Internet. ¿Es una verdadera revolución? No estoy seguro. Al menos no lo es todavía.
Para el caso de YouTube, fue visitado durante Julio por más de 63 millones de personas (equivalentes a 0.97% global, 5.8% internet). Mucho mejor, pero todavía no llegamos ni al 1% de la población mundial.
Y lo anterior no desconoce que estas herramientas tengan muchísimas posibilidades ni potencial. Tan sólo indica que quienes percibimos la "revolución" somos, como bien lo indica Daniel, "Los más innovadores, los pioneros", "los que tienen conocimiento en la materia".
Esto debería llevarnos a una reflexión respecto al impacto real de las cosas en las que estamos trabajando. En lo personal, me inquieta profundamente perder la perspectiva frente a las condiciones de nuestro país. Podemos olvidar muy fácilmente que en muchísimos sitios ni siquiera hay energía eléctrica, y que las necesidades sociales de la mayor parte de nuestra población están lejos de encontrarse satisfechas. Terminamos hablando de las maravillas que hace el iPhone, o del potencial que tienen los podcasts, cuando basta con salir de la ciudad para que empecemos a quedarnos sin señal de celular, o sin una toma de electricidad para recargar la batería del iPod Nano que acabamos de comprar, o para conseguir pilas para el reproductor MP3 económico que conseguimos con los ahorros de meses de trabajo (y eso cuando se tiene trabajo).
Sé que suena irónico, pero es tristemente cierto. Tal como lo sugiere Daniel, es crítico que pensemos en reformar nuestras prácticas docentes y nuestro currículo, si pretendemos mejorar la educación de nuestro país. Y estoy convencido de que las TIC juegan un papel crucial en todo esto, en cuanto a su potencial y posibilidades. Sin embargo, dudo mucho que hayamos pensado en realidad si nuestra sociedad necesita de manera tan desesperada tener su vida conectada. Hay una intención noble (digo yo) en querer dar nuevas opciones y mejorar la forma en la cual la gente aprende. Pero ¿somos conscientes del impacto real que esto causa en nuestra sociedad? ¿sabemos lo suficiente respecto al impacto sociológico de las TIC en sociedades como la coreana o la estadounidense, o sólo estamos viendo la cara comercial y de entretenimiento?
En todo caso, es inevitable continuar adelante. No podemos quedarnos quietos, pues es una oportunidad inmensa para nuestra sociedad. El reto es recordar que nuestra brecha puede seguirse ampliando, y hacer lo necesario para que ello no ocurra.