Adios, Nativos Digitales…

En 2003, tuve contacto por primera vez con el texto de Marc Prensky en el que hablaba sobre la noción de Nativos Digitales e Inmigrantes Digitales.

Fue una provocativa lectura, y de hecho se convirtió poco a poco en una expresión común para referirme a "estos niños de hoy que, caramba, ya 'vienen con el chip incorporado'". Tan común se volvió que recuerdo haber empezado a utilizarla en mis propias expresiones, como soporte y argumento de autoridad ("Marc Prensky dice que...") para tratar de sustentar mis propias ideas, actividad que realizamos todo el tiempo.

Mirando hacia atrás, veo que la diferenciación que Prensky proponía era un excelente generador de discusión, pero me temo que poco a poco (lo veo en mí mismo) se convirtió en un 'hecho irrefutable'. Como se supone que los Nativos Digitales tienen tal característica, y yo veo esa característica reflejada de algún modo en mi entorno (de manera anecdótica) en consecuencia toda la historia de los Nativos Digitales es cierta, y a los Inmigrantes Digitales sólo nos queda tratar de adaptarnos a este nuevo mundo y aprender el idioma de estos nuevos personajes.

No obstante, poco a poco empecé a descubrir que no bastaba con afirmarlo para hacerlo cierto. ¿Y si la idea de los Nativos aplicaba en Estados Unidos y no en Colombia? ¿Será que en realidad estábamos hablando de un 'rasgo de la especie'? ¿Qué podíamos hacer los Inmigrantes frente a toda esta situación, que al parecer nos dejaba en completa desventaja?

De primera mano, durante la organización de los primeros talleres EduCamp en 2007 descubrí que el asunto no era blanco y negro. Los 'Nativos Digitales' a los que acudimos para apoyarnos durante el evento eran usuarios básicos de algunas herramientas tecnológicas, pero no cumplían con el estereotipo correspondiente a la etiqueta. Algunos docentes tenían una destreza tecnológica mucho mayor.

Así que la duda empezó a crecer, y empecé a percibir que la realidad era mucho más compleja de lo que las categorías de Nativos/Inmigrantes proponían, y que tal categorización podría estar siendo, a la larga, nociva para referirme a este tema desde una mirada educativa. Curiosamente, poco a poco empecé a percibir el asunto más como un 'boom' (hype, que es un término usado en inglés para referirse a cosas que están de moda, que a menudo son valoradas solamente por esa razón), en la misma línea de expresiones como 'la sociedad del conocimiento'.

¿A qué me refiero con esto? Para empezar, sería ingenuo pretender que no hay un cambio observable en algunos de nuestros jóvenes, o que la tecnología no ha cambiado de manera radical muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. Pero promover estas ideas como una descripción de la realidad es, no sólo irresponsable, sino un tanto irrespetuoso (digo yo) con todas las personas que inmediatamente resultan 'excluidas' en la categorización.

Una distinción tan radical como la existente entre "Nativos" e "Inmigrantes", puede tener varias consecuencias que a menudo pasan desapercibidas. Por ejemplo, genera una brecha entre unos y otros. Aparece una tensión adicional (como si no tuviéramos suficientes) entre los dos grupos, y el segundo se encuentra, de algún modo, ante la disyuntiva de "adoptar" en lo posible las costumbres de los nativos o dejar de ser "útil" o "actual".

Puesto de esa manera, me pregunto (como otros lo han hecho antes de mi) si con esto lo que generamos es un efecto contrario en muchas personas que ya están lo bastante amenazadas con los innumerables cambios de los que escuchamos a diario. Mi punto es que, muy rápidamente, el asunto se torna muy poco constructivo.

(Lo mismo pasa con la denominación de 'sociedad del conocimiento', que de fondo se refiere a un cambio económico en donde el mayor valor se encuentra en los "trabajadores del conocimiento". La obsesión por esta expresión nos hace olvidar, rápidamente, que la mayor parte de los habitantes del planeta requieren de las mismas habilidades que hemos visto desde el inicio de nuestra historia para seguir funcionando. Cabe preguntarse si un mundo en el que todos somos "trabajadores del conocimiento" tiene sentido, o es deseable, así lo promueva X o Y persona. Lamentablemente, no suelo ver esta duda en un área tan crucial como la educación y la tecnología)

Durante una presentación en Noviembre del año pasado, usé un dibujo que salió durante una noche de insomnio, y que aprecio porque lo veo como un punto importante en el desarrollo de mi propia comprensión. Sin duda, otros lo habrán expresado antes de mejor manera, pero igual aquí está:

Ciclo básico

Mi punto de partida me hacía pensar en la forma como yo solía entender la palabra "teoría", y la relación que esta comprensión tenía con la práctica educativa. En un entorno más cercano a las ciencias naturales, una observación genera hipótesis que son verificadas mediante procesos de investigación (que incluyen diseños experimentales, por ejemplo) y que pueden (o no) convertirse en teorías que, a su vez, permiten construir modelos y realizar predicciones que luego son verificadas (o no) mediante nuevas observaciones. La validez de una teoría depende de su verificación empírica, lo cual nos puede llevar a modificar (o incluso desechar) una teoría existente (por razonable que parezca) si las observaciones la contradicen.

¿Cómo se relaciona esto con la práctica educativa? Si cambiamos la palabra observación por práctica, uno diría que la práctica nos permite generar hipótesis que pueden o no convertirse en teorías que generan modelos que retroalimentan (e idealmente, mejoran la práctica). Pero, si la teoría definitivamente no refleja la práctica (o no puede ser verificada por ella), el camino que nos sugieren las ciencias naturales es revisar la teoría, en lugar de modificar la práctica (pues, por otro lado, no tiene sentido pretender modificar el mundo natural para que coincida con nuestras teorías).

Este es un asunto espinoso, pero vamos a ver cómo resulta. Un primer problema, bastante claro, es que cuando hablamos de una práctica educativa no podemos ponerla en el mismo nivel de un fenómeno natural. Me temo que durante mucho tiempo yo tuve precisamente esa sensación: que el sistema educativo y todo lo que lo compone era de tal manera, y no había nada que hacer al respecto. En esa medida, para mi el sistema educativo adquiría una connotación mítica.

Pero, sorpresa!, no es así. El punto es que eso tiene una fuerte implicación en el tipo de investigación educativa que hacemos. Cuando olvidamos que el sistema ES una construcción HUMANA e investigamos desde allí, aparecen áreas enteras dedicadas a buscar más eficiencia en las actividades actuales, o nuevos métodos para mejorar la 'transmisión' de información. Al final, dejamos de hablar de los problemas de fondo, y nos concentramos en cómo mejorar las cosas (algunas de las cuales pueden ser completamente irrelevantes e incluso nocivas) que componen nuestro sistema.

Así que pensar en una práctica educativa "científica", en el mejor de los casos supone construir una nueva práctica y un nuevo sistema basados en lo que sabemos HOY sobre el cerebro, por ejemplo. Pero al llegar a ese punto, nos damos cuenta que el asunto no es tan sencillo.

Mi dibujo, producto del insomnio, empezó a incluir otras cuantas cosas. Una diversidad de factores que afectan (y en algunos casos definen) la práctica educativa:

Ahora veo que cuando hice este dibujo (en Noviembre de 2008), dejé por fuera varias relaciones que al final muestran una gran preponderancia de la Visión/Ideología en todo este contexto. Por ejemplo, ¿acaso la tradición no está determinada por una determinada visión del mundo? ¿Por una ideología -consciente o no- específica? Por otro lado, acaso buena parte del desarrollo tecnológico no está reflejando de manera directa cierta visión del mundo (basada en la inevitabilidad del progreso) y una ideología específica (en particular para nuestros tiempos, una ventaja comercial)?

Es interesante señalar también que la práctica está alimentando modelos (nuestras conferencias están llenas de tales 'modelos') que a su vez alteran prácticas. El problema es que con alguna frecuencia, tales modelos no tienen un sustento teórico claro, o están basados en teorías que no tomaban en cuenta mucho de lo que hoy sabemos sobre el cerebro y el aprendizaje humanos.

Por ejemplo, algo que usted escuchará en un curso básico de introducción a la psicología en Yale es que la teoría de Piaget pudo ser útil, pero que en realidad el nivel de desarrollo cognitivo asociado a las distintas etapas es bien distinto de lo que Piaget propuso a partir de los métodos de observación y experimentación con los que contaba. No obstante, las ideas de Piaget, entre muchas otras, siguen siendo aceptadas -tal cual- sin cuestionamiento por muchos de nosotros en el sector educativo, como una verdad revelada.

Hay otra relación obvia que olvidé incluir, y es la que existe entre el desarrollo tecnológico y los buzzwords/hype. Basta con mirar cualquier fuente de noticias para notar que buena parte de las palabras 'novedosas' que usamos en la actualidad provienen del desarrollo tecnológico. El problema es que a menudo estas palabras o expresiones adquieren una validez inmediata tan sólo porque son producto del 'maravilloso' desarrollo tecnológico.

Y así, si ayer la exigencia para muchos educadores era usar blogs o wikis, hoy es hacer parte de Twitter o de Facebook, y mañana usar de manera activa Google Wave, pues esas son las herramientas de los "Nativos Digitales" que nos permitirán hacer parte efectiva de la "Sociedad del conocimiento" y desarrollar nuestra "Sabiduría Digital"...

De nuevo, este no pretende ser un discurso tecnófobo, pues estoy convencido del profundo cambio que alguna tecnología puede generar en nuestras vidas (pues lo he vivido). Lo que encuentro muy importante señalar es que ese aspecto de los fines de la educación, sobre el cual poco hablamos y que refleja Visiones e Ideologías, es el que más afecta la práctica educativa, más allá de lo que cualquier teoría pueda decir. Peor aún, de lo que no hablamos es de aquello que no puede ser 'controlado' de manera directa por una construcción teórica (a menos que hablemos de psicología social, y a veces, de psicopatologías).

En esa medida, lo que ya no me suena mucho es seguir discutiendo sobre términos que NO tienen relación con los verdaderos problemas de fondo. Y la pregunta es ¿hasta dónde vamos a seguir promoviendo estos términos de moda? ¿Qué queremos lograr con ello?

En esa línea, hace un par de meses Mark Bullen realizó una fabulosa presentación en TLT2009, en la que presentaba un argumento muy sólido frente a los mitos y realidades que se encuentran en las etiquetas "Generación Red" y "Nativos digitales". Llamó poderosamente mi atención, así que me ofrecí a traducirla:



Algo que me gustó mucho sobre esta presentación es la aclaración que Bullen realiza acerca del sentido que persigue su argumento. No se trata de atacar ni desconocer el impacto o utilidad de la tecnología, sino de cuestionar las razones por las cuales estamos tomando decisiones de largo plazo en nuestras instituciones y aulas. De fondo, muestra que la evidencia empírica CONTRADICE las ideas de Prensky y de otros autores. Es irresponsable hablar de toda una generación de "Nativos digitales".

Por el contrario, las sutiles diferencias tanto de acceso como de uso efectivo muestran que no es un problema generacional, y que por lo tanto no podemos suponer que los jóvenes llegan 'con el chip incorporado'. No podemos suponer, de manera general, que el uso que hacen de estas herramientas es sofisticado o enfocado al aprendizaje, por ejemplo. Así como no podemos suponer que los "Inmigrantes" no pueden desarrollar una capacidad similar en cuanto al uso de la tecnología.

Para completar, hace unas semanas pude ver una presentación de Chris Lott en TTIX09, que resultó inesperadamente buena:



Lo que me gusta de esta presentación es la ecuanimidad con la que Lott aborda estos temas, ecuanimidad con la que me identifico actualmente. No es responsable, desde ningún punto de vista, descartar ideas que contradicen el boom tecnológico, o que llaman la atención sobre temas como el posible cambio en nuestra capacidad de atención (por causa de la tecnología), tan sólo porque no coinciden con lo que nosotros pensamos. Llamar a otros puntos de vista 'idioteces', 'estupideces' o 'boludeces' no enriquece el debate, sino que profundiza las brechas. Eso es precisamente lo que Lott NO hace, y por eso me agradó su presentación.

Y todo esto aparece debido a que finalmente pude leer un ensayo de Marc Prensky, de este año, en donde propone nuevos términos para ir más allá de los "Nativos" e "Inmigrantes": "Sabiduría Digital" y "Homo Sapiens Digital". Y me temo que muchos de nosotros seremos seducidos por el término, y lo empezaremos a propagar sin considerar a fondo el sentido que tiene, y si merece o no ser propagado. Nos convertiremos, una vez más, en cajas de resonancia de ideas de otros, sin cuestionar de manera crítica su contenido.

Prensky habla de un "Homo Sapiens Digital", similar al "Homo Evolutis" del que Juan Enríquez hablaba en la conferencia TED de este año. Y menciona que será inevitable que tal 'especie' tenga integrado aquello que él llama "Sabiduría Digital". El problema es que el argumento que Prensky ofrece para justificar la aparición de una nueva especie es bastante arbitrario (el de Enríquez resulta más claro), y que parece suponer que la tecnología (en especial, el acceso a grandes volúmenes de información y el aumento de nuestra 'capacidad de procesamiento') serán suficientes para generar "sabiduría".

Curiosamente, cuando Prensky muestra ejemplos de la 'sabiduría' a la que se refiere, genera más dudas que respuestas. Por ejemplo, indica que "Rupert Murdoch , un inmigrante digital confeso, ha mostrado sabiduría digital al reconocer la necesidad de agregar recolección digital de noticias y herramientas de distribución digital a su imperio de medios". Así que, según Prensky, ser sabio es comportarse de manera similar a Murdoch (quien también ha abogado por generalizar el cobro de contenidos en línea para mantener su 'imperio').

Mi impresión es que, a lo que Prensky se refiere con "Sabiduría Digital", tiene sentido pero no pasa de ser una habilidad fundamentada en el desarrollo del sentido crítico (cuándo es el mejor momento para usar una tecnología, para lograr fines específicos), y no va a aparecer de manera automática en la medida en que nuestras capacidades cognitivas sean aumentadas con la tecnología.

(Ahora, no deja de llamar la atención que una de las fuentes a las que acude Prensky es Chris Anderson, quien la semana anterior protagonizó su propio escándalo con su libro Free, y a su vez tiene mucho más de comentarista que de investigador... En fin)

Así que Prensky parece intentar de nuevo algo que le funcionó MUY bien en 2001. Realizar afirmaciones que no tienen sustento empírico alguno (es decir, que no han podido ser COMPROBADAS en el mundo real), y confiar en la red para propagarlas. La parte triste es que hay suficientes personas dispuestas a morder el anzuelo y convertirse en cajas de resonancia.

Por todo lo anterior, desde el día de hoy le digo adiós a la expresión "Nativos digitales", pues nos lleva a pensar que el mundo funciona de una manera absolutamente simplista. Nos lleva a intentar comprender el mundo desde una perspectiva binaria, que nos hace olvidar la complejidad subyacente, y agrega una barrera artificial en el proceso de abordar los profundos problemas que enfrentamos como especie.

No necesitamos más figuras que, a partir de buzzwords y hype, nos vendan nuevas ideas deslumbrantes. Ahora más que nunca, necesitamos actuar de manera crítica, y ver más allá de la moda para empezar a crear un futuro más favorable para todos. Necesitamos preguntarnos de manera activa ¿qué pasaría si _agregue aquí el nombre de su teórico/escritor favorito_ estuviera equivocado? ¿Cuál es la evidencia que sustenta lo que _agregue aquí el nombre de su teórico/escritor favorito_ propone?

Mientras no lo hagamos, no estaremos en condición alguna de ayudar a desarrollar el sentido crítico en nuestros niños o jóvenes. Como tantas otras cosas, es algo que se aprende mejor mediante el ejemplo.

(Para una revisión seria sobre algunos aspectos sociales que están detrás del uso de alguna tecnología, no deje de leer la transcripción de la charla que Danah Boyd realizó en el Personal Democracy Forum de esta semana)


Sobre el autor

Soy Diego Leal . Mi propósito es ayudar a individuos y organizaciones educativas a descubrir un sentido de posibilidad frente al futuro, por medio de experiencias de aprendizaje innovadoras y memorables. Me sorprende lo poco que sabemos y lo mucho que creemos saber.




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