Opening Education: 2020 and beyond (Parte 1)

FutureLab, una organización del Reino Unido, tiene una serie llamada "Opening education" (Abriendo la educación), que se enfoca en ideas emergentes en educación y tecnología y que busca, según sus autores, abrir nuevas áreas para el debate y la discusión a partir de nuevas visiones para la educación,

En 2007, esta organización produjo un documento llamado "2020 and beyond" (2020 y más allá), en el cual presentan una serie de escenarios futuros de uso de la tecnología para el año 2020, y proponen algunas preguntas y problemas que se desprenden para el sector educativo a partir de estos escenarios.

Desde hacía rato tenía este documento entre el tintero así que, aprovechando una escala larga, terminé por revisarlo y comentarlo. Por supuesto, esta revisión estaba condenada a convertirse en un post… (Nota técnica: el documento fue revisado usando tanto el lápiz como mis dedos como mecanismos de interacción. También pude comprobar cuánto ha avanzado la tecnología de reconocimiento de texto, en una aplicación como Windows Journal).

Iré señalando apartes específicos del documento, para proceder luego a contextualizar un poco a nuestra realidad local, pues el documento está escrito pensando en principio en las expectativas de desarrollo tecnológico factibles para el Reino Unido.

Las personas de FutureLab empiezan haciendo un reconocimiento de las labores de futurología que está realizando su sistema de educación (como en otras ocasiones, la traducción es mía, así como los errores que en ella puedan encontrarse):

At the present time the UK education system is witnessing a rash of crystal ball gazing. The Education 2020 report provides a vision for personalised learning for the next 13 years; the Building Schools for the Future programme is engendering debates about the institutions and structures of schooling for the next 50 years; and the 21st century curriculum reviews at QCA are generating discussions about the purpose and function of education for the next 100 years.

En la actualidad, el sistema educativo del Reino Unido está enfrentando una repentina aparición de predicciones hechas mediante bolas de cristal. El reporte Educación 2020 provee una visión para el aprendizaje personalizado para los próximos 13 años; el programa Construyendo Escuelas para el Futuro está gestando debates sobre las instituciones y las estructuras escolares para los próximos 50 años; y las revisiones del currículo del siglo XXI de QCA están generando discusiones sobre el propósito y función de la educación para los próximos 100 años.

De entrada, esto representa una diferencia sustancial con los plazos de visión. En Colombia lo más cercano que tenemos a esto es el documento de visión 2019 y el Plan Decenal de Educación que llega hasta 2016. De ahí para allá, hasta donde sé, no nos estamos imaginando nada. Estamos hablando sobre las estructuras educativas para los próximos 50 años? No que yo sepa. En lo referente a currículo, lo predominante aún es la propagación del enfoque por competencias, que debería quedar en los próximos años integrado también a la educación superior (sin mayor discusión acerca de su propósito de fondo). En cuanto a lo tecnológico, la avanzada en este momento parecen ser los tableros "inteligentes" y los pilotos de computación 1:1 (un computador por estudiante).

Ahora, discusiones sobre el propósito y función de la educación para los próximos 100 años? No, nada de eso. El mayor empuje (para bien o para mal) está enfocado a generar programas de educación virtual (que en general terminan siendo más de lo mismo o peor, pero usando Moodle). En muchos de nuestros eventos académicos, la discusión sigue siendo sobre los "modelos pedagógicos" que pueden ser aplicados con tal o cual tecnología emergente (la tecnología móvil sigue de moda en estos días), o en conocer enfoques "novedosos", que en ocasiones resultan no sólo retóricos, sino incluso trasnochados cuando nos llegan. En muchos otros, la discusión termina volcada hacia la defensa de los derechos (o la palabra adecuada será intereses?) de grupos específicos. En todo caso, poco se está hablando de los fines de la educación para el corto y mediano plazo, y ni se diga para un plazo de 100 años.

En ese sentido, no puedo evitar pensar que estructuralmente tenemos una visión de muy corto plazo. Será que si hiciéramos un ejercicio serio de pensar los próximos 100 años de vida republicana (con las evidentes dificultades que ello implica, dada la incertidumbre que nos rodea), podríamos orientar mejor las decisiones y políticas de hoy (que de por sí están bastante afectadas por las emociones y pareceres de determinadas personas, que son aún más de corto plazo)? Qué tal si invitáramos a nuestros níños y jóvenes a imaginarse la educación que tendremos en 100 años, sin intervención alguna de adultos con intereses definidos (léase sin la intervención de profesores, directivos o cualquier otro personaje adulto que tenga su mirada puesta en cómo funcionan hoy las cosas -en el mejor de los casos-, o cómo funcionaban cuando ellos eran jóvenes -"todo tiempo pasado fue mejor", no? - )?

In producing this brief paper, we want to ask the questions:

  • To what extent are we prepared, as a society and as educators, for the massive changes in human capabilities that digital technologies are likely to enable in the next 13 years?
  • To what extent are our future visions for education based upon assumptions about humanity, society and technology that are no
    longer valid?
  • To what extent can we, as educators, help to shape the developments of technology in order to enhance human development?

Al producir este artículo corto, queremos preguntar:

  1. ¿En qué medida estamos preparados, como sociedad y como educadores, para los cambios masivos en las capacidades humanas que las tecnologías digitales probablemente habilitarán en los próximos 13 años?
  2. ¿En qué medida nuestras visiones futuras para la educación están basadas en presunciones sobre la humanidad, la sociedad y la tecnología que han dejado de ser válidas?
  3. ¿En qué medida podemos, como educadores, ayudar a moldear los desarrollos tecnológicos para mejorar el desarrollo humano?

Aquí aparecen dos aspectos que dependen poderosamente de nuestra situación actual como nación: Por un lado, en dónde estamos en términos de desarrollo tecnológico y por otro, cómo nos desarrollaremos en los próximos 13 años. El asunto es que ninguno de los dos aspectos luce del todo tranquilizante.

Puede ser interesante tratar de elaborar alguna respuesta a estas preguntas, teniendo en cuenta nuestro contexto:

  1. A riesgo de pisar callos, me atrevo a decir que estamos muy mal preparados como educadores (y probablemente como sociedad) para asumir los cambios que este documento prevé. Para la mayor parte de nuestros educadores, las TIC (digamos, un computador básico) siguen siendo todavía "Nuevas Tecnologías". Ni se diga de aparatos con interfaces táctiles, GPS, etc. Ahora, esto no significa que otros países (incluso los llamados "desarrollados") estén mejor. Una y otra vez aparecen percepciones de diversas personas sobre el limitado uso que nuestros jóvenes están haciendo de la tecnología, con un énfasis bastante marcado en el entretenimiento y muy poco en otras áreas como el aprendizaje (aunque uno podría argumentar que todo es aprendizaje, mi posición personal es que hay una diferencia tangible en la intención que acompaña un proceso de aprendizaje -no en los "tipos" de aprendizaje-. Desde mi perspectiva, la intención de comprender cómo funciona el mundo es muy distinta a simplemente enterarse de las últimas "buenas noticias del entretenimiento". Ambas accionas pueden generar o reforzar ciertas conexiones neuronales pero la primera, a mi juicio, sirve a un propósito más trascendental desde el punto de vista de la especie).

    Ahora, como sociedad tenemos una clara diferencia de acceso a la tecnología que, aunque se hace más pequeña en algunas áreas (como el acceso a computadores y conectividad) se vuelve a ensanchar en otras (como el acceso a interfaces táctiles o sistemas GPS, por ejemplo). Además, el acceso no significa que el uso exista, como todos sabemos. Y mucho menos el uso crítico, como la historia de la televisión debería habernos enseñado.

    Pero más allá de esto, pienso que hay una pregunta más profunda: ¿Nos interesa como sociedad acoger todos estos avances tecnológicos? Pareciera que el avance tecnológico no es más que un modo más de consumo, frente al cual no tenemos ninguna incidencia… El asunto es que discutir una pregunta como esa requiere de una visión de muy largo plazo (tanto hacia el pasado como hacia el futuro), que nos permita evidenciar los posibles problemas y escenarios, y tomar decisiones en consecuencia.

    Hay un detalle adicional que venía a mi mente al leer el documento, y es la posibilidad (bastante tangible) de que el futuro inmediato sea un tanto diferente, al menos para países como el nuestro, que la utopía tecnológica que FutureLab muestra. Si alguno ha leído Neuromancer, de William Gibson, probablemente sabrá a qué me refiero. Nuestros países pueden convertirse en un nuevo mercado negro dedicado a dar acceso a hardware (sea externo o como implantes) o software no autorizado. Y no me estoy refiriendo a vendedores de DVD copiados en las esquinas, sino a una mafia emergente tan escalofriante como la que Gibson muestra en su libro. Esa es una posibilidad entre muchas otras. Aunque también podría ser un mercado que sea cubierto por los países asiáticos, que tienen una industria de copia mucho más sofisticada que la nuestra.

  2. La verdad no puedo evitar preguntarme si nuestras visiones actuales sobre el papel de la educación están basadas en alguna presunción diferente a generar mano de obra "competitiva" para el sector productivo. Aprovechando mi ignorancia en el tema, ¿será que las competencias ciudadanas preparan a nuestros niños y jóvenes para luchar por aquello que es justo, o simplemente los ayudan a "encajar" y "funcionar" mejor en el sistema que tenemos? De nuevo, este es un problema que no es exclusivo de nuestro país. Más allá de la bonita retórica, ¿cuál es el fin real que perseguimos cuando vamos a clase? ¿Que nuestros estudiantes aprendan el contenido, o desarrollen las "habilidades" (competencias) que "requieren" para ser "competitivos" (es decir, conseguir trabajo)? ¿Hay algo más? En la mayoría de los casos, me temo que no.

    Y el problema llega mucho más allá. En un estudio revelado el pasado jueves, una organización llamada One Hope, con el apoyo del Ministerio de Educación, entrevistó a 3668 jóvenes colombianos con edades entre 13 y 18 años, provenientes de diversas áreas urbanas y rurales. Los resultados del estudio indican, según El Tiempo, que el 70% de los entrevistados piensan que infringir la ley está bien, y que el 24% había tenido pensamientos suicidas en los tres meses anteriores al estudio. Supongo que cabe sentirnos felices porque el 76% de los entrevistados no ha considerado suicidarse. Adicionalmente, el 57% afirmó haber copiado en algún examen, lo cual nos debería tranquilizar porque el 43% parece ser honesto en este sentido (aunque si hago trampa en un examen, por qué no mentir a un encuestador?).

    Lo que llama mi atención, más allá de la exactitud/veracidad del estudio, es que se está refiriendo a cosas que no tienen que ver con el contenido ni con las competencias. Tendrán estos jóvenes dominio de las áreas de estudio que abordan en el colegio? Tal vez sí. Serán individuos con conciencia no sólo ética sino que tendrán una actitud política manifiesta? Ojalá. Basta con pretender medir el logro en las competencias ciudadanas para afirmar esto de manera categórica? Lo dudo mucho.

    Entonces, cuál es el punto de nuestro sistema si estamos previendo que un 70% de aquellos que van a ser los ciudadanos del futuro no tienen inconveniente en infringir la ley? Es inevitable preguntarse cuál sería el porcentaje actual de respuesta entre los adultos que llevan las riendas de la administración pública a nivel nacional y local. Y lo que vemos en los medios no sugiere que sea una cifra tranquilizante.

    Será que nos estamos equivocando en los fines, y como no los discutimos abiertamente, no somos capaces de verlo? Me temo que sí.

  3. Para el caso de un país como Colombia, a primera vista no veo de qué forma nuestros educadores podrían moldear el curso de la tecnología. Y no tiene que ver necesariamente con capacidad de las personas, sino con las condiciones de producción tecnológica del país. Recuerdo cosas como las que presentaba Fernando Gamboa de la Universidad de Guadalajara, quien iniciaba sus presentaciones indicando que era necesario que la educación empezara a proponer soluciones tecnológicas, en lugar de simplemente adaptar las existentes. No obstante, mientras estas iniciativas no estén acompañadas por modelos de negocio tangibles no pasarán de ser, en el mejor de los casos, simpáticos proyectos de investigación que no pasan de ser un prototipo (como ocurre con muchos de los proyectos que financia Colciencias).

We need to understand what may be emerging, explore its implications for education, and understand how best we might harness these changes. Without this early engagement we risk, as always, being the Cinderella sector of the technology world – constantly receiving the hand-me-downs from the business, defence and leisure industries and then trying to repurpose them for educational goals.


Necesitamos entender lo que puede estar emergiendo, explorar sus implicaciones para la educación, y entender cómo podemos aprovechar estos cambios. Si no nos involucramos desde ahora nos arriesgamos, como siempre, a ser la Cenicienta del mundo de la tecnología - recibiendo constantemente los productos de las industrias de los negocios, defensa y entretenimiento, y tratando luego de adaptarlos para propósitos educativos.

Um, bastante claro. No obstante, me atrevería a decir que esta comprensión debe ir más allá de lo tecnológico. A medida que nuestra realidad se vuelve más compleja e interconectada, se vuulve más importante tener una perspectiva global que nos ayude a dar sentido a nuesto actuar local. Y esa perspectiva está compuesta por temas que van más allá del progreso tecnológico, y que tocan lo social, lo económico y lo político...

Luego de esta introducción, se presentan y discuten varios escenarios de uso futuro de la tecnología:

  1. Personal devices
  2. Ambientes inteligentes
  3. Infraestructura computacional
  4. Seguridad
  5. Interfaces

Pero eso será material para otros posts. Por lo pronto, es claro para mi que es muy importante empezar a desarrollar una mirada de MUY largo plazo, que vaya más allá de un período gubernamental, e incluso más allá de nuestra propia esperanza de vida. Pero, ¿cómo desarrollar tal sentido de perspectiva? Esa es tal vez la duda más importante que me queda en este momento.


Sobre el autor

Soy Diego Leal . Mi propósito es ayudar a individuos y organizaciones educativas a descubrir un sentido de posibilidad frente al futuro, por medio de experiencias de aprendizaje innovadoras y memorables. Me sorprende lo poco que sabemos y lo mucho que creemos saber.




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