Esta es la primera vez que escribo un post de este tipo, tratando de hacer un balance sobre lo que aprendí en este año, en lugar de una lista de "lo mejor del año", las cuales abundan por estos días de Diciembre. Vamos a ver cómo resulta.
Mi año empezó con un post en el que se evidenciaron muchos de los conflictos internos que me acompañaron a lo largo del año. En "De regresos, dudas, educación y otros asuntos", aparecieron con claridad varios de ellos:
- En realidad no creo que una educación virtual escolarizada sea la respuesta para una verdadera transformación de nuestro sistema. [...] Necesitamos empoderar a nuestros ciudadanos. Necesitamos convertir en aprendices responsables y críticos a nuestros ciudadanos. Y aprender/consumir contenido para una evaluación no es la mejor manera de hacerlo.
- Nuestro planeta requiere personas íntegras, que no sólo sean excelentes profesionales, sino seres realmente honestos en su hacer, no sólo en su discurso.
- Para qué estamos "educando"? Para satisfacer las necesidades del mercado? Para aumentar la competitividad del país? Para tener personas íntegras? Será que los currículos de nuestros programas académicos en realidad "producen" personas íntegras?
- Cómo lograr que entendamos que este es un problema de todos? Que lo que está en juego no es cuánto podemos ganar ni cuánto podemos descansar o disfrutar, sino el futuro de nuestros niños y jóvenes y, por qué no, de toda nuestra especie?
En el cierre de ese post, me decía que tal vez resultaba "demasiado ambicioso tratar de cambiar el mundo, y es preferible continuar poniendo pañitos de agua tibia sobre el que tenemos". Hoy, al cerrar este año, estoy convencido de que no es suficiente con los paños de agua tibia. Tenemos que ser mucho más ambiciosos.
Mis inquietudes me llevaron a encontrarme con las ideas de personas como Thomas Frey (cuyo artículo "El futuro de la educación", comenté en detalle aquí y aquí), John Taylor Gatto, Neil Postman y John Holt. Por efectos de la sincronicidad, terminé expresando a través de un comentario, algo que no había visto antes, preguntándome si la pedagogía se estará atravesando en el camino del aprendizaje:
Why do we think that, as educators, is our mission to control and regulate? I think that for so many of us, there is right now a strong concern about keeping the "control" over our classroom/course.
Por qué pensamos que, como educadores, es nuestra misión controlar y regular? Pienso que para muchos de nosotros hay, en este momento, una fuerte inquietud frente a conservar el "control" en nuestro salón de clase / curso.
Frey mencionaba varias tendencias que se convierten en fuerzas conductoras del cambio en el sistema educativo, que permearían mis comprensiones sobre el asunto:
- Transición de la enseñanza al aprendizaje: Esta idea está detrás de una frase que he usado demasiado: Todos somos aprendices. También ha generado mi reflexión sobre cómo enfocaríamos las cosas si habláramos de un "Ministerio de Aprendizaje" en lugar de un "Ministerio de Educación".
- Crecimiento exponencial de la información
- Un vacío en los cursos en línea: Aquí me encontré menos alineado con las ideas de Frey, pues no pienso que un curso sea necesariamente la manera más razonable de abordar el énfasis en el aprendizaje. No obstante, cuando me encontré más adelante con cursos como Facilitating Online Communities (FOC08) y Connectivism and Connective Knowledge (CCK08), pude adquirir otra perspectiva sobre este tema la cual, no obstante, está desligada de los sistemas LMS. Simplemente pienso que un LMS, así sea Moodle, al final está replicando ciertas estructuras de poder, y le está quitando al aprendiz control sobre su información personal.
- Distancia creciente entre los alfabetas funcionales y los "super-alfabetas"
- Los "puntos de contacto" que nos sirven de interfaz con la sociedad están cambiando
- Los motivadores del aprendizaje
- La edad de la hiper-individualidad
- Transición de consumidores a productores
Los posts dedicados al análisis del escrito de Frey son largos, y no pretendo reproducirlos aquí. No obstante, no puedo evitar notar que al menos sigo siendo coherente con lo que pensaba en Enero de 2008. Igual, aún hay muchos elementos allí sobre los que vale la pena profundizar más.
El mes de Febrero inició con una reflexión ocasionada por mis percepciones sobre la situación que vivíamos en el Ministerio de Educación. En Administrando la Educación, me pregunté como la formación profesional influye en la manera como vemos los problemas educativos, y logré poner en blanco y negro un convencimiento personal importante:
Lo fundamental para mi es transformar los paradigmas de cada uno respecto a cómo y en dónde aprendemos. Lo fundamental es desarrollar nuestra autonomía, nuestra autodeterminación, nuestra independencia, nuestro sentido crítico. Lo fundamental es perseguir nuestra felicidad (sin entenderla como la satisfacción de deseos consumistas o hedonistas) y convertirnos en mejores seres humanos (en seres humanos íntegros y coherentes), desde un punto de vista espiritual (sin confundir lo espiritual con lo religioso).
Viene a mi mente ahora, en relación con ese post, una conocida frase: "El camino al infierno está lleno de buenas intenciones", que haría parte de un post posterior. Adicionalmente, en este post empezó a hacerse muy clara mi preocupación con discutir sobre el sentido de la educación, sobre los fines que persigue. La situación que viví en ese momento dió origen a un post un tanto pesimista (pero completamente real, y que al leerlo de nuevo sigue teniendo todo el sentido del mundo), basado en una cancion de Nine Inch Nails, que expresó buena parte de mis inquietudes sobre el mundo que nos rodea.
Febrero también disparó una preocupación adicional, relacionada con la sostenibilidad de los proyectos que ayudé a poner en marcha,y que está en proceso de maduración en este preciso momento:
Why all this concern about volunteering? I think that might be the only way to guarantee sustainability for so many of the things we are trying to do. But, in order to achieve that, we need to realize that volunteering doesn't mean "do all that you do, but for free". Small one-hour contributions, coming from a lot of different people, can have a huge impact in the world. Maybe the trick is to discover how to distribute responsibility...
También apareció una inquietud acerca de la necesidad de agilizar la traducción de materiales en otros idiomas, como medio para estimular nuevas discusions en nuestra comunidad. Esto me impulsaría más adelante, a lo largo el año, a dedicar tiempo para traducir la charla de Ken Robinson en TED, un artículo de Michael Wesch, y uno más de Stephen Downes.
Entre Marzo y Abril, mi tiempo empezó a ocuparse con las inminente entrega de mi cargo en el MEN y mi viaje a Brasil. No obstante, tuve la oportunidad de participar en una de las discusiones más interesantes que he encontrado en elearningcolombia, y de reflexionar sobre el sentido que me habría gustado dar a la nueva etapa que iniciaba. "Cada nuevo comienzo" fue el título del último post que escribí estando en Colombia, antes de partir para Brasil.
Ya en Brasil, uno de los acontecimientos que más me marcaron fue haber podido asistir a Esocite 2008 (evento sobre el cual tomé muchas notas, que no llegué a publicar), y encontrarme con una comunidad académica diferente a aquella de la que hago parte, un poco más madura, y que en muchos casos se preguntaba justamente lo que más me inquietó en el año: los fines a los que sirven los sistemas, la ciencia y la tecnología que tenemos alrededor. En particular, de aquí surgieron dos nuevas percepciones frente a dos términos que me parecen cada vez más cuestionables (y hasta peligrosos), y que al mismo tiempo son cada vez más usados para hablar sobre la educación: la brecha digital y la sociedad de la información y el conocimiento.
En Mayo reporté mi primera presentación sin la gorra del MEN, una larga charla sobre cómo me estoy conviertiendo en lo que llamo un Aprendiz 2.0. Como de costumbre, esto me permitió poner en limpio muchas de mis dudas y de las respuestas que he ido encontrando.
También me encontré con la presentación de Al Gore en TED, la cual resultó sencilamente inspiradora, y en donde escuché una frase de Gandhi que poco a poco se volvió parte de mi vocabulario habitual: "Debes convertirte en el cambio que deseas ver en el mundo". La presentación de Gore me llevó a una reflexión sobre algunas ideas que podrían ayudar a poner nuestro grano de arena a nivel personal, profesional e institucional frente al problema del cambio climático.
Por otro lado, con la excusa de una consulta que recibí por correo electrónico, hablé un poco sobre el futuro de los objetos de aprendizaje, y me enfrenté a la realidad de no estar convencido de que el camino razonable para este tema sea el que propuse hace ya tres años, cuando llegué al Ministerio. Esta fue una lección importante, pues descubrí cuánto temor nos inspira tener que cambiar de opinión (más adelante, al leer Sway, le podría poner nombre claro a esto: aversión a la pérdida).
En Junio, participé en una nota elaborada por el diario El Tiempo (mi primera vez!), pero luego de leerla decidí exponer mis opiniones en mayor detalle. También llegué de manera tardía a la muy interesante discusión sobre Edupunk, y escribí mi primer artículo en Wikipedia.
En Julio llamé la atención sobre la muy escasa presencia en línea de un evento tan importante a nivel nacional como el Congreso Nacional de Informática Educativa, y logré poner en limpio una inquietud adicional relacionada con el desarrollo del sentido crítico: Cuidarnos de las certezas:
Las certezas son peligrosas. Lo son porque un exceso de certeza te puede cegar ante otras posiblidades. Un exceso de certeza te puede llevar al fundamentalismo, y a descalificar a quienes no piensan como tú. Un exceso de certeza puede llevarte a creer que debes mostrarle a otros cuán equivocados están.
Empecé a entender que no estoy obligado a tratar de convencer a nadie de lo que pienso. Basta con vivir de la manera que considero adecuada, y convertirme en el cambio que quiero ver en el mundo. Con eso es suficiente.
En Agosto tuve la oportunidad de realizar dos presentaciones más que, como de costumbre, sirvieron para ayudarme a poner en claro muchas ideas. La primera de ellas fue una bonita oportunidad para reflexionar sobre el sentido de mi blog, dos años después de haberlo puesto en marcha. La segunda, me permitió imaginar una nueva forma de ver las relaciones entre la tecnología, la pedagogía, el sistema educativo y los fines que este persigue. Decidí titularla Cebollas, Educación y Tecnología.
Para este momento, ya había hecho su aparición uno de los libros más importantes para mí en este año: Brain Rules, de John Medina, y aunque no tenía sus libros, las ideas de Garr Reynolds y Nancy Duarte empezaron a impactar en gran manera mi estilo de hacer presentaciones.
También en Agosto empezaron a llegar a mi blog productos de mi recién iniciada especialización (el inicio de una polinización cruzada de ideas y de aprendizajes), y una larga reflexión sobre una de mis películas favoritas de 2008: The Dark Knight (la otra sería Wall-E, sobre la cual no escribí). También apareció en mi radar el revelador Predictably Irrational, de Dan Ariely (que probablemente tendrá un segundo aire el próximo año, después de que Dan hable en TED), así como una inacabada reflexión sobre teorías de aprendizaje.
Mención especial merece el post "Carta a un profesor" que siento que me ayudó a poner en palabras la necesidad que veo de enfocarnos en la responsabilidad personal como medio para propiciar cambios. Si como docentes no somos conscientes de que nos corresponde hacer mucho más que transmitir contenido, poco estamos haciendo.
En Septiembre empezó el curso abierto sobre Conectivismo ofrecido por George Siemens y Stephen Downes, en el cual sólo llegué a participar de manera juiciosa en las primeras semanas, debido al exceso de trabajo en los últimos meses del año, que empezó con mi asistencia al Seminario de E-Ciencia organizado por el MEN y RENATA, sobre el cual reporté oportunamente (como cosa rara).
Al final de ese mes aparecería un post llamado "Cuándo es suficiente?" que, de alguna manera, daba continuidad a un post del mes de Febrero (Administrando la Educación), y que de manera un tanto pesimista, cuestionaba nuestra indefensión ante el poder:
¿Por qué sucumbimos ante la "autoridad" que estos roles dan a las personas? ¿Por qué no somos capaces de cuestionar sus acciones de manera efectiva? ¿Y si estas personas no están lo suficientemente bien informadas? ¿Y si las decisiones que toman son, a la larga, nocivas?
[...]
Quien tiene el turno de encontrarse en el poder, se encarga de asegurar su posición a toda costa, y quienes son afectados de manera directa o indirecta por sus acciones, a menudo ni siquiera se enteran de todos los hilos que se mueven tras bambalinas. Buenas o malas, razonables o no, nuevas cosas se ponen en marcha, tan sólo para ser cuestionadas (y en ocasiones desmanteladas) por quienes llegan más tarde al poder, o para ser continuadas porque ya no hay otra opción.
Así se teje el entramado de nuestro mundo, lleno en ocasiones de buenas intenciones (y en ocasiones de simples caprichos), dejándonos sólo la esperanza que, eventualmente, los errores serán corregidos y avanzaremos en alguna dirección con seguridad y sentido. El problema es que los errores nos cuestan mucho, como individuos y como especie.
Y está bien equivocarse. El problema es cuando nos equivocamos simplemente porque aquellos en quienes delegamos responsabilidades claves de nuestra sociedad, no eran las personas adecuadas para desempeñarlas.
Luego, algo de silencio, roto solamente por un intento de volver al "buen camino" en CCK08, ocasionado por la siempre maravillosa Nancy White, y por el intento desesperado de hablar, después de casi un año (y en dos idiomas) sobre los talleres EduCamp del año anterior, así como por un tímido intento de poner en limpio algunas ideas sobre nuestro sistema de gobierno.
Luego de los talleres EduCamp (y en especial del fantástico encuentro con Scott Leslie) vendría un post más, que ahora percibo muy conectado a "Administrando la Educación" y a "Cuándo es suficiente?". No obstante, si bien esos dos primeros posts planteaban un problema y eran de alguna manera pesimistas frente a su solución, este último tiene algo más de rabia y a la vez es propositivo. Si bien lo escribí pensando en mi situación como estudiante de la especialización que estoy haciendo, al volver sobre los otros posts veo que tiene unas implicaciones de mayor alcance. En Septiembre terminaba diciendo que:
Lo triste de una reflexión como esta (así como muchas otras), es que difícilmente podrá ser más que eso. Porque "cambiar las cosas" significa convencer y organizar a muchas personas para actuar de manera coordinada, pues cada una de ellas está tan ocupada tratando de sobrevivir, tan enfocada en sus propios problemas, tan atrapada en sus propias ideas (obviamente, me incluyo allí), que no está dispuesta a ver otros caminos, y mucho menos a luchar por ellos. A menudo, ni siquiera estamos dispuestos a conversar con otros sobre cosas como estas, pues es taaaaan aburrido...
Ahora veo que eso no es tan cierto. Y que, al final, sólo necesitamos atrevernos a hacer lo que consideremos correcto, sin expectativas de cambiar el mundo, y al mismo tiempo sin temor a las consecuencias, que fue lo que encontré en Diciembre:
Al final, todo esto tiene que ver con una maravillosa frase de Gandhi: "Debes ser el cambio que quieres ver en el mundo". Con frecuencia perdemos de vista que una sola persona puede hacer la diferencia, pero para lograrlo es necesario arriesgarse.
Así que para quienes me lean, sólo me queda invitarlos a hacer lo mismo. A observar su entorno y arriesgarse a hablar cuando las cosas no estén bien. Expresar esto puede ser el primer paso para cambiar el mundo en el que vivimos. Buena falta nos hace.
Así que eso es. Un resumen de lo que descubri en este año. Al mismo tiempo, un ejercicio revelador, pues leer mis pensamientos de todo el año me muestra que tengo ahora algo más de claridad sobre mis propias ideas, lo cual es maravilloso.
Obviamente, se quedan cosas por fuera, como el incesante estímulo intelectual que fueron las charlas TED a lo largo del año, el inesperado cuestionamiento existente en una serie como Eli Stone, el reciente encuentro con Tribes, de Seth Godin (incluido en las fabulosas entregas del Club del Libro de TED), haber conocido a Alejandro Piscitelli, haber experimentado una nueva serie de EduCamps, con una nueva percepción del mundo y, por supuesto, haber podido compartir mucho más tiempo con Marie, quien fue no sólo en una caja de resonancia, sino una fuente adicional de aprendizaje permanente gracias a su fascinante perspectiva del mundo.
No puedo desconocer tampoco que otra fuente de aprendizaje continuo a lo largo del año fue la complicada y tensa situación que percibí en el Ministerio de Educación, que me permitió aprender mucho acerca de los seres humanos, de qué los mueve, de cuán irracionales pueden llegar a ser, y del peligro no sólo de tener certezas, sino de dejarse afectar por las certezas de otros.
Así que el nuevo año pinta distinto. Por lo pronto, no tengo un propósito claro para el nuevo año, pero sí un deseo: Además de salud para mis seres queridos, pido crecer en disciplina y claridad. El resto, al menos para mi, llega luego de manera automática, como simple respuesta del universo a vivir de la manera más coherente posible.
En camino, un saludo de Año Nuevo para quienes me acompañaron a lo largo de este año.