Querido profesor:
Soy un ciudadano colombiano. Mis ojos han visto lo que ninguna persona debería ver: Ingenieros adiestrados que construyen carreteras de pésima calidad para aumentar su lucro personal. Médicos educados que envían a sus pacientes a paseos de la muerte y que solamente pueden recetar lo que la EPS permite. Abogados entrenados que defienden a cualquiera que pague lo suficiente. Administradores dispuestos a explotar a sus empleados con el fin de aumentar sus ganancias. Bachilleres y universitarios cuyo propósito principal es comprar el siguiente modelo de celular o un automóvil más lujoso. Por eso sospecho de la educación.
Mi pedido es: Ayude a sus estudiantes a convertirse en humanos. Sus esfuerzos nunca deben producir ladrones adiestrados, mentirosos competentes, corruptos educados.
La lectura, la escritura y la aritmética son importantes sólo si sirven para hacer a nuestros niños más humanos, más éticos, más justos. Si sirven para construir un mundo más equitativo.
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Nota 1: El paseo de la muerte es un término usado en Colombia para referirse a un triste fenómeno en el cual enfermos graves no han sido atendidos a tiempo por carecer de seguro médico, y han sido obligados a ir de hospital en hospital hasta que, en varios casos, han muerto en el proceso.
Nota 2: EPS es la sigla de Empresa Promotora de Salud, las instituciones (privadas) encargadas de administrar los servicios obligatorios de salud en el país.
Inspirado en una carta presentada por Haim Ginott en su libro Teacher and Child, sugerida por Daniel Santamaría en un comentario a la traducción del artículo Anti-enseñanza de Michael Wesch, y referenciada en este post.